Cinco minutos. Me doy cinco
minutos para escribir, no más. Ni menos. Exactitud hacia arriba y hacia abajo. Cinco en punto. Silencio. Escribo lo
primero que se me viene a la cabeza. Bocanadas de letras y palabras y frases.
Puntos. Sin sentido, da igual. Kings of león en youtube para después. Decepción
en directo (BBK) pero ídolos en diferido. Hay veces que lo artificial supera a
lo real y eso no es bueno. Mordamos partituras con clave de Sol aunque ahora
es de noche. La una y cinco. Oda a los sueños claros y oscuros. No paro y sólo escribo. Tres
minutos. Escucho al silencio y el silencio suena. Escuchémoslos, en plural. He
escrito dos veces bueno en el mismo texto. Error. Equivocarse también es bueno.
Tercer error. No paro. Mira hacia adelante. Atrás ni para coger impulso. Yo
miro hacia adelante y veo una botella de agua azul con nada dentro. La
rellenaré y la meteré en la nevera. Reciclaje con savia nueva. Lo que te pase a ti me importa relativamente. Egoísmo real. Un minuto. Estornudo. Minuto en blanco como la leche. Tiene de todo excepto
Vitamina C. Todos escondemos defectos. Fin.
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