miércoles, 1 de septiembre de 2010

Árboles, ramas, flores, plantas, piedras, moscas y mosquitos... y alguna cosa más

El verano, el calor, las vacaciones y las circunstancias me hicieron olvidar este blog que con tanta ilusión creé, la misma que me ha faltado estos meses para volver a escribir.

Porque uno cuando escribe debe estar 100% en sus letras y, sobre todo, en sus puntos. Seguidos, a partes y finales. Porque de todo debe tener uno en su camino.

Mi función de hoy no describe vivencias del pasado, quiere ir un paso más allá que seguramente tendré que volver hacia atrás. Es un experimento creado en mi retiro de las montañas.

Estaba en mi puta aldea, esa que de niño tan poco me gustaba y esa que ahora necesito de vez en cuando, aunque la visite menos de lo que me gustaría. Comienza un año complicado. Complicado y más. Por todo. Porque ya es el quinto trabajando, porque como dice mi paisano Enrique porque las cosas cambian y no estamos aquí de visita. Espero que me permitan que les contradiga un poco”. Enrique, escribiendo siempre has sido un sabio.

Pues eso, que estaba en Panticosa de retiro vacacional. A mí me gusta andar, y andando, andando y andando he visto una imagen que me ha devuelto palabras a la cabeza; ideas, palabras, puntos y comas. Y, a la vez, los dedos del teclado.

Por una de las sendas más impresionantes del Valle de Tena y de todo el Pirineo marchaba entre Panticosa y Hoz de Jaca. Son algo menos de hora y media en la que la luz desaparece en un túnel de árboles, ramas, flores, plantas, piedras moscas y mosquitos. Iba solo. Me gusta andar solo con mi mochila, un bidón de agua y esas sudaderas que las madres meten cuando nadie mira. Iba solo, pensando. Pensando y pensando. Pensando, pensando y pensando. Porque pensar es bueno y si estás solo y de retiro espiritual, mejor.

De repente un ruido me sorprendió. Unos pasos fuertes, decididos. Era otra persona que hacía la excursión en dirección contraria a la mía. Iba sonriendo y muy amablemente me dijo: “Buenos días”. No iba vestido con ropa deportiva como podía ir yo. Tampoco era un señorcito Lacoste, de esos que luce palmito en las montañas una mañana al año y que lo comenta entre sus colegas Ralph Laurent los 364 restantes. No. Era un hombre cualquiera, vestido de una forma muy cualquiera, que probablemente conocía senda piedra a piedra porque la había recorrido cientos de veces. Sé que vive en Panti, de vista, pero poco más.

Probablemente no haya ido a una gran ciudad en los últimos meses y no se crea que el mundo se vaya a caer por los mismos problemas por los que nosotros le haríamos arder. Él tiene suficiente con sus árboles, ramas, flores, plantas, piedras, moscas y mosquitos.

Y entre mi pensando y pensando pensaba en ese hombre y sus preocupaciones. “¿Qué pocas preocupaciones tendrá?”, me vino a la cabeza. Y a la vez me di cuenta de lo tontísimo que puedo llegar a ser. Seguro que había pasado mil vivencias, diferentes a las mías pero para él, seguro igual de importantes. Dificultades, seguro que más complicadas. Pero sonríe, dice buenos días y continúa feliz piedra a piedra.

Nuestros problemas, esos que creemos que son pilares de nuestras vidas sólo son anécdotas. Los pensamientos pasan, las vivencias pasan, los problemas pasan y mucha gente también. Lo que para nosotros es vital es, realmente, circunstancial. Una sonrisa y un paseo. Una conversación y un tiempo. No hace falta tanto porque todo pasa. Un día me dijeron “Hay cuatro personas de verdad importantes en tu vida y dos son tus hermanos, tus padres que son uno y te faltan dos. El resto: pasa”. No lo pensé, ahora sí. Que todo tiene solución y en un túnel, aunque sea de árboles, ramas, flores, plantas, piedras, moscas y mosquitos, también puede disfrutarse.

Tu ciudad, mi Zaragoza, tu Madrid, tu Pamplona, tu Valencia y mi Panticosa no significa todo sino una parte. Las ciudades son bonitas con los semáforos en ámbar. Sí. Pero hay que disfrutarlas encendidas y apagadas. Se encienden y se apagan. No pienses que eres el ojo del mundo ni su culo, porque no eres tan importante. Uno, con su paseo sus moscas y mosquitos, también puede disfrutar del túnel.

               

1 comentario:

  1. Olé! qué grande ese camino a Hoz! por las flores, plantas, piedras, moscas y mosquitos y por lo que ha hecho despertar en tu cabeza. Me ha gustado molto ;)
    Isa

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