martes, 11 de septiembre de 2012

Reflexiones sobre un debate de verano



Para leer este soliloquio recomiendo un poco de With a Little Help from My Friends de Joe Cocker. Hay palabras que deben mezclarse con sonidos; lo mismo que un buen trago de ocho euros se acompaña de una sonrisa bonita y una conversación interesante. Con permiso de Antón Reixa invito arañar youtube en busca de Joe. Quiero pasear por los rincones de Aquellos Maravillosos Años, cuando un pipiolo arrastraba sus pies planos por las baldosas de Pamplona. Soñaba. Vivía. Lloraba. Participios rodeado de acentos gallegos, canarios, andaluces y oscenses.
Cuando era un Muchachito aspirante a demasiadas cosas soñando un día soñé con participar en un debate en la televisión de todos. Soñé con tener al presidente delante; a lo Face off Face entre Nicolas Cage y Denny Succo. Me colocaría la camisa por dentro para la ocasión, e incluso me pondría cinturón de cuero. Prepararía preguntas y repreguntas como nos enseñaba @rsalaverria, incomoda educación en busca de otras respuestas. El presidente me torearía, me pondría las banderillas y un rejón de muerte. En Aquellos Maravillosos Años soñé con admirar a Victoria Prego e Ignacio Camacho. Pero ahora ya no. A ellos no les pusieron ni banderillas ni rejones, ni un mal capotazo porque las cinco sillas dieron sin dar como aquella tía que arañaba su fondo de armario ante los ojos de mis dos hermanos y de mí. 1.000 pesetas para tres. Tía, te agradezco aquello porque aprendí a dividir con decimales. En mis sueños universitarios, después de un puñado de copas, me marcharía a la cama con la conciencia tranquila. Espero que a los cinco jinetes de anoche les costara conciliar el sueño. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario